En la actualidad las mujeres encuentran diferentes barreras que dificultan su presencia en el mundo científico, una de ellas no entiende de género, aunque por desgracia afecta de forma crucial al ecosistema de la I+D+i, sobre todo y especialmente en España, se trata de la falta de presupuesto y los recortes que han asfixiado el sistema durante los últimos años. A este gran escollo se une el duro camino que las investigadoras tienen que librar para conseguir la igualdad de género y ocupar cargos de responsabilidad. La lucha es constante hacia comportamientos machistas y discriminatorios de los jefes de laboratorio (PNAS,2012), los tribunales de evaluación o el sistema de publicación de artículos especializados (Nature,2017)
Desde la publicación, en 2013, del número especial de la Revista Nature, titulado Women’s Work, pocos cambios hemos podido apreciar. La pregunta que lanzaba esta prestigiosa revista ¿Por qué la ciencia sigue siendo sexista? tiene a día de hoy la misma respuesta: pertenecemos a una sociedad sexista, y el sesgo, consciente o inconsciente, lo tenemos tanto hombres como mujeres. El primer paso, sin duda, es reconocerlo parar intentar contrarrestar la inercia sexista. Parecería lógico aceptar a la luz de los datos e informes existentes que esta situación anómala para las mujeres es una realidad, no obstante, muchos son los colegas, especialmente, aquellos que ocupan posiciones de poder, que se muestran reticentes a aceptar el valor de los datos. Esta percepción, en un campo dominado por los hombres, hace más difícil que se reconozcan los sesgos y se empiecen a combatir (PNAS,2012)
Crear vocaciones STEM en las niñas, capacitarlas y gestionar su talento STEM todo un reto
La desigualdad para las mujeres comienza mucho antes, se puede detectar desde las primeras etapas educativas, para manifestarse posteriormente en la elección de los estudios en la Educación Secundaria. Según datos de la OCDE, sólo una de cada cinco chicas de 15 años quiere dedicarse a profesiones técnicas, científicas o a ingenierías. Una de las razones es que faltan roles femeninos en el ámbito de la ciencia y la tecnología, eclipsadas por los hombres de su entorno, muchas científicas han permanecido en la sombra a lo lardo de la historia, y este sesgo histórico se manifiesta en los currículums actuales y en los recursos educativos, especialmente en los libros de texto. Por otra parte, las niñas a partir de los 6 años se perciben a sí mismas como menos brillantes que los niños (Science,2017), aunque ambos sexos reconocen que ellas sacan mejores notas. Estas ideas sobre el género y la inteligencia que aparecen en una fase temprana de la infancia, pueden hacer que las niñas pierdan el interés por las ciencias o ingenierías.
La igualdad de género, la cuarta prioridad del Espacio Europeo de investigación
Parece razonable, que en este marco, la igualdad de género se convierta en la cuarta prioridad del Espacio Europeo de Investigación (H2020) y que las Naciones Unidas hayan declarado el 11 de febrero Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia con el objetivo de lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia de las mujeres y las niñas y contribuir así a cerrar la brecha de género que actualmente existe en el ámbito científico.
Algunos datos sobre la igualdad de género en la ciencia española
Tal y como avanza el informe Científicas en Cifras 2015 la segregación vertical, no solo es patente en la carrera investigadora, también se observa y de forma más notable en los órganos de gobierno de Universidades y OPI’s. Seis de los siete Organismos Públicos de Investigación (OPI), entre los que se encontraba el CSIC hace apenas dos meses, están liderados por hombres, a Rosa Menéndez, actual presidenta del CSIC la han sucedido 18 presidentes. En Baleares la situación no difiere sustancialmente del resto de España en cuanto al empleo de mujeres en cargos de responsabilidad. Sí hay diferencias respecto a la proporción total de investigadoras dedicadas a la ciencia en relación a la de hombres, ya que el 2014 fue del 45% en nuestra comunidad, la más alta de España conjuntamente con la Rioja. En el polo opuesto Castilla La Mancha registró el porcentaje más bajo, con un 36%. Por sectores, en Baleares había ese año un 48% de mujeres científicas en la Administración Pública y un 45,5% a la enseñanza superior, pero sólo un 27% a las empresas, siempre en relación con la proporción de hombres científicos. En el sector empresarial destaca de nuevo la Rioja, con un 36% de mujeres científicas.
En cifras generales, el registro de investigadores ha mantenido más o menos estable en España desde el 2009 con un 39% del total, incluso por encima del 33% de la media europea. Sólo cinco países del continente europeo -Suecia, Reino Unido, Bélgica, Letonia e Irlanda- tienen más mujeres que hombres científicos.
La presencia femenina, que supera el 40% en las universidades españolas y los centros de investigación, es muy inferior en el sector industrial, donde sólo llega al 31% en el conjunto de España. En cuanto a las universidades públicas, todas excepto una (la de Granada) estaban presididas por rectores en el momento que se elaboró el informe Científicas en Cifras, aunque ahora hay tres mujeres rectoras. El porcentaje mejora en el caso de las universidades privadas, en el que 15 instituciones tienen una mujer al frente. En la proporción de catedráticos, también la privada es más igualitaria, con un 43% de puestos ocupados por el género femenino frente al 21% en la pública. En la UIB, el porcentaje de mujeres que configuran el personal docente e investigador (catedráticas, profesoras titulares y contratadas, investigadoras y postdoctorales) es del 37,6% y sólo del 32,1% si excluimos el personal asociado, según datos facilitadas desde el rectorado universitario.
Los galardonados siguen siendo hombres
Sólo el 18% de los galardones de ciencia que se otorgan en España recaen en mujeres, según un informe de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, que recuerda que sólo el 3% de los premios Nobel de ciencias se han concedido a mujeres desde su creación en 1901. Aunque encontramos más datos sobre la mujer en el ámbito científico, por ejemplo en el Libro Blanco sobre la situación de las mujeres en la ciencia española elaborado por la Unidad de mujeres y ciencia (UMYC) o al informe de mujeres Investigadoras elaborado por el CSIC en 2016, según el cual el personal investigador de este organismo de investigación, que es el mayor de toda España, está compuesto por un total 2.800 personas, entre las que sólo un 35,3% son mujeres.
Mucho por hacer
A la vista de los datos presentados se pone de manifiesto que siguen siendo necesarias políticas de igualdad de género de la I+D+i y la implicación de gestores públicos, educadores, investigadores y medios de comunicación para fomentar las vocaciones científicas entre las niñas desde las primeras etapas de enseñanza, creando roles femeninos en los ámbitos STEM. También tenemos que elaborar recursos para gestionar el talento femenino y desterrar el discurso consciente o inconsciente de la “brillantez masculina”. La educación formal ha de debe de rescatar a las científicas e inventoras que han marcado la historia de la ciencia y detectar y eliminar todos los escollos que dificultan la promoción femenina en la carrera investigadora.